jueves, 21 de julio de 2011

Mira lo que tienes alrededor.

Mientras intentaba escribir costosamente algo que valiera la pena, le vino a la mente la frase que decía: "el amor verdadero es tan sólo el primero, los otros son simplemente repeticiones". Y entonces se puso a pensar. ¿Y si había malgastado esa oportunidad en alguien que realmente no valía la pena? ¿Y si le llegaba su oportunidad y no sentía lo que es estar enamorada al 100%?  ¿Y si realmente lo que ella creía haber sentido no era amor de verdad? ¿Y si sólo era una simple obsesión por alguien que sólo le hizo daño? Todo eso hacía que le estallaran millones de preguntas en su cabeza. Había hecho demasiadas tonterías y había llegado demasiado lejos haciendo cosas por esa persona, y llegó a la conclusión de que el supuesto "karma" se lo devolvería todo a ella, y a él, por supuesto. Entonces le vino la imagen de su madre a la cabeza. Sí, esa misma persona que le dio la vida, que vio morir en sus brazos a la persona que le daba la vida cada día. La que nunca se rindió y NUNCA borró esa preciosa sonrisa de su cara. Ésa misma que estaba con ella cada vez que la necesitaba. La misma que se enfadaba con ella pero a los 5 minutos se le olvidaba todo. La que con todos y cada uno de sus esfuerzos la habían hecho llegar a lo más alto, a la cumbre del Everest. Fue entonces cuando ella vio que tenía a su perfecto ejemplo al que seguir, y se prometió a ella misma que haría lo mismo, seguir adelante pase lo que pase. Y apagó el ordenador con una sonrisa mientras miraba una foto de sus padres abrazados 20 años atrás.